Temas para la discusión sobre Calidad Educativa

El concepto de calidad está en permanente evolución. Efectivamente hay parámetros claros que permiten definir estándares para saber si un sistema educativo tiene o no calidad escolar: en el tema de la calidad están relacionados aspectos tales como la formación del cuerpo docente, las condiciones socioculturales de la niñez de 0 a 6 años, la calidad de la educación inicial (o parvularia) que reciben los niños y niñas, el ethos escolar y la incorporación del concepto del capital social ligado al de calidad. Hasta el momento estos son los que para nosotros definirían en gran medida la calidad educativa. Sin embargo, como no es una postura absoluta, se plantean los siguientes puntos para la discusión:

• Es necesario recalcar la idea de que la educación no es neutral. Esto significa que cualquier decisión en políticas públicas afectará directamente –a estudiantes y profesores – e indirectamente –a padres de familia y la sociedad en general – los intereses y necesidades de los distintos actores.

• El saber qué se está haciendo y qué se debe modificar en la formación de profesores y su evaluación es urgente, tal como lo indica el último Informe del Estado de la Educación. Y como dice Margery, “pocos profesores son conscientes de que nuestro actual sistema de enseñanza responde a la visión mecanicista del mundo (su ideal paradigmático es la cadena de montaje)”.

• La calidad escolar tiene que ver con la construcción de un nuevo ethos escolar. ¿Qué somos ahora, pero sobre todo ¿qué queremos ser?, ¿cómo es ese estudiante ciudadano que se aspira tener?

• Es evidente la necesidad que haya un planteamiento que genere cuestionamientos y aportes. Hay con dos aspectos puntuales que señala Espínola: debe haber mayor designación de recursos a las escuelas públicas y se deben generar estrategias de focalización como base para el diseño de políticas públicas.

• La educación para todos no es una frase hecha o eslogan, el tema de educación de calidad es un derecho. Entonces, educación para “los más pobres” tiene un aire de discriminación y de medida preventiva. Es menester de quienes laboramos en el área educativa generar esa educación de calidad no importa la población con la que trabajemos. Arancibia señala que es de vital importancia el papel que debería replantearse la escuela en la formación y no en la instrucción, punto con el que coincido. Deben por otro lado aprovecharse todas aquellas situaciones relacionadas con el área afectivo-social pues podrían potenciarse mejores relaciones humanas (aspecto reclamado por los estudiantes) y mejores rendimientos académicos.

• Se debe retomar la voz de los estudiantes. Muchas de las opiniones de los jóvenes (Arancibia) se relacionan con el “ideal”, sobre lo que quisieran en educación. No es que ellos deban indicar “hacia donde se va” en sentido estricto, pero su voz debe ser considerada. “La juventud se caracteriza por el sentimiento de tener una meta, quizá no precisada, pero sí sentida al menos como futuro afortunado de aquello que se está viviendo” (Guissani); o como lo hace la filosofía de Reggio Emilia, reflexionando sobre la cultura infantil y la necesidad de volver la mirada atenta a ellos. Así dice Hoyuelos, “la escuela tiene que tener la característica, sobre todo, de escuchar cómo es la cultura de la infancia, que muchas veces no se corresponde con la idea que el adulto tiene sobre la infancia. Recogiendo las ideas de los niños y las niñas, el adulto puede transformar su propia cultura a partir de los valores o del punto de vista que tienen los niños y niñas sobre la sociedad y la cultura” (Hoyuelos)

• Muchas de las políticas educativas y sociales de los gobiernos deben ir encaminadas al mejoramiento de los factores: nivel sociocultural, formación de profesores y madres de familia y apoderados en general, objetivos de calidad en educación. Ardua tarea, posiblemente sin muchas respuestas al corto plazo, pero de obligación en una sociedad que dice llamarse democrática. Como lo dice Guissani, “el gran problema de la sociedad es ante todo educar a los jóvenes (lo contrario de lo que sucede ahora)”.

• Apoyando la idea de Arancibia de que “la dinámica del proceso educativo está determinada por una multiplicidad de factores que interactúan, y cuyo efecto en el rendimiento de los alumnos depende de aspectos culturales, económicos y demográficos”, se remite a la idea, de que para que se genere cambio es necesario una visión sistémica de la educación.

• Es necesario seguir explorando este “ethos escolar”. Esa idea que va unida a las metas de la institución, identidad institucional y el proyecto de escuela en general.

• Se pueden visibilizar algunas experiencias educativas exitosas de nuestro país. Las hay en todos los niveles y se dan en el sector público y privado.

Finalmente, una escuela de calidad es aquella que permite empezar a andar la democracia y formar ciudadanos y seres humanos completos, una educación de calidad que permitiría analizar agudamente la idea de Víctor Hugo.

Autora
Laura Ramírez Saborío
Directora de la Escuela de Educación Campus San Pedro
San José, Costa Rica
Magíster en Psicología Educacional por la Pontificia Universidad Católica de Chile.


Profesor Jorge Cañizalez

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