«Se impide nacer a los niños que vienen con alguna discapacidad». Simposio sobre bioética celebrado en Santiago de Compostela, España

Cada vez hay menos niños discapacitados y esta disminución se debe a la práctica del aborto. Con este planteamiento abordó el obispo de Bilbao, Mario Iceta, su intervención en un simposio sobre bioética celebrado en Santiago de Compostela, en el que también criticó «la maldad intrínseca» de la eutanasia, ya que busca «la muerte del paciente».
Según sus palabras, expresadas en el Instituto Teológico Compostelano, «hoy en día se ven menos niños con enfermedades mentales porque se está impidiendo nacer a los que vienen con alguna discapacidad». Iceta, que se doctoró con una tesis sobre la ética en la medicina, añadió que «un feto es un ser personal», puesto que «la única condición para ser persona es ser humano».
Esta línea argumental ya fue utilizada, en la última visita del Papa a España, por el director de Información de la Conferencia Episcopal, Isidro Catela. El religioso explicaba por qué Benedicto XVI había elegido la visita a un centro para niños discapacitados en Barcelona, Nen Déu, en un viaje en el que solo tuvo dos apariciones más, en el Obradoiro y en la Sagrada Familia. La institución infantil se dedicaba antes a personas con síndrome de Down, pero en la actualidad «su número ha disminuido debido a que buena parte de ellas son eliminadas antes de nacer», consideró Catela. Por esta razón, Nen Déu «se ocupa ahora de niños con graves deficiencias psíquicas y físicas», continuó, mientras ponía el énfasis en la importancia que le daba el Papa a la lucha contra el aborto.
Iceta reforzó ayer en Santiago estas ideas y criticó la ética utilitarista, aquella que se basa en la utilidad como principio de comportamiento, porque «da más valor a un caballo sano que a un niño con discapacidad».
En cuanto a la eutanasia, el obispo de Bilbao manifestó que es «un acto siempre reprobable», tanto si es de carácter activo como pasivo. No obstante, censuró la «obstinación terapéutica», aquella que «se ensaña con el paciente» y cuya aplicación resulta desproporcionada e innecesaria.
En su opinión, «es lícito» suspender tratamientos que alarguen el sufrimiento del paciente, «aunque ello acorte la vida de forma indirecta». No obstante , Iceta desvinculó esta decisión médica de la eutanasia. «¿Cómo se llama a la persona que elimina a otras personas?», se preguntó el obispo, una cuestión a la que algunos de los asistentes respondieron con términos como «asesino» u «homicida». «Da la sensación de que quien no quiere ser sometido a la eutanasia es un insolidario», sentenció Iceta.
El prelado también se refirió a la ley de muerte digna que el Gobierno de Zapatero quiere aprobar en marzo de 2011. «Queremos hacer unas leyes nuevas pero está todo escrito ya», subrayó.

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