EL UNIVERSAL
jueves 14 de abril de 2011
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La casa que actualmente sirve de sede a la Sociedad Venezolana de Niños y Adultos Autistas (Sovenia) todavía no está identificada con el logo de la institución, pero ya casi todos sus pacientes han dado con la dirección, gracias en parte a las redes sociales.
Después de 18 años funcionando en Los Chorros, Sovenia se vio obligada a desocupar este espacio y empezó una lucha, que aún no termina, por tener una sede propia.
Desde hace tres meses, la institución opera en una casa alquilada en La Campiña, en la calle Los Huertos con calle El Mirador (Quinta Elena).
Allí han llegado sus pacientes de siempre, pero también otros nuevos. Sovenia, donde reposan más de 3.600 historias médicas de niños con autismo, actualmente trabaja con las limitaciones que impone estar en una sede de menores dimensiones. Un lote de estantes y variedad de mobiliario amontonado en la parte de atrás de la casa dan cuenta de la falta de espacio. El salón de computación de los niños y la oficina administrativa funcionan en el mismo cuarto.
“Antes teníamos varias aulas, ahora apenas hay dos”, cuenta María Russo, encargada de Sovenia, quien considera que la institución atraviesa una etapa de transición.
Russo aprovecha este mes de abril, que está dedicado al autismo, para recordar que con algunas dificultades Sovenia continúa ofreciendo consultas, diagnósticos, tratamiento y reevaluaciones a unos 77 pacientes al mes. Hay personas anotadas con cita hasta el mes de junio. En agosto, el personal se tomará unas vacaciones y las labores se reactivarán en septiembre. La mayoría de los usuarios de la institución son personas de escasos recursos.
Russo agradece el respaldo que han recibido de los padres y representantes de sus pacientes, que les dieron un voto de confianza a los profesionales de Sovenia, desde que en noviembre del año pasado falleciera la fundadora de la asociación, Lilian Negrón, pionera en los estudios sobre autismo.
“Estamos pagando 15 mil Bs de alquiler mensualmente, es un monto elevado para nosotros. Necesitamos una sede propia y más espaciosa. La casa actual necesitó muchos arreglos y aunque fue acondicionada, sigue afectada por la humedad”, cuenta Russo.
En pocos días se estrenará el Salón de Entrenamiento de Integración Auditiva, que es una necesidad para muchos de los niños que acuden a Sovenia.
La institución reivindica su labor en un momento en que la incidencia de chiquillos con autismo ha aumentado. En el año 75, la proporción era de uno por cada 2.500 nacidos vivos, ahora es de 1 por cada 150 niños.