Los pesticidas que usamos en el jardín afectan directamente al cerebro. No mates insectos a cualquier precio
Univision Online y Agencias
Si hasta ahora a nadie le importaban los efectos del calentamiento global, tal vez esta nueva alerta sirva para que los países industrializados dejen de contaminar: un estudio asegura que la polución está causando trastornos en el desarrollo cerebral de los más chicos. Autismo, bajo índice de inteligencia, parálisis y desórdenes de atención son sólo algunas de las consecuencias.
Millones dañados
Millones de adultos del futuro padecerán daños cerebrales por efecto de la contaminación industrial. Si nadie frena esta tendencia, el panorama es bastante desolador: los expertos dicen que hay más de 200 productos de uso diario que arruinan el cerebro de los animales…ni qué decir lo que hacen en los humanos.
En un estudio que ha sido publicado en la revista médica “The Lancet”, los doctores Philip Landrigan, de la Escuela de Medicina del Monte Sinaí en Nueva York, y Philippe Grandjean, del departamento de Medicina Ambiental de la Universidad del Sur de Dinamarca, dicen que se trata de una “pandemia silenciosa”.
Es que los productos químicos que hay en el ambiente, aseguran, tienen efectos difíciles de medir: se sabe que pueden causar retraso mental, autismo, parálisis cerebral y déficit atencional; entre otras cosas.
Por eso, los científicos piden a las autoridades, tanto en Europa como en Estados Unidos, que refuercen la investigación y los controles sobre los productos industriales contaminantes, para proteger sobre todo a los niños, los más vulnerables a su acción nociva.
Esta, dicen, es solo la punta del iceberg, porque puede haber muchas otras consecuencias aún desconocidas. Ellos afirman que en Estados Unidos sólo se impone a las empresas requisitos mínimos que muchas veces no se cumplen para que hagan pruebas de seguridad sobre los productos químicos que utilizan. Y en la Unión Europea los controles no son suficientes.
“El cerebro humano es un órgano precioso y vulnerable y, debido a que su funcionamiento óptimo depende de la integridad del órgano, cualquier daño, aunque sea limitado, puede tener serias consecuencias”, explica Grandjean en el estudio.
“Aun en casos en que existe documentación suficiente para probar su toxicidad, la mayoría de los productos químicos no están regulados para proteger el cerebro en desarrollo”, critica.
Millones dañados
Pandemia silenciosa
Cómo protegerlos
¿Futuro incierto?
“Sólo unas pocas sustancias, como el plomo y el mercurio, se controlan con el propósito de proteger a los niños”, explica Grandjean. “Los 200 productos químicos restantes, cuya toxicidad para el cerebro humano es conocida, no están regulados para prevenir su efecto adverso en el feto o en los niños pequeños”.
Los especialistas en salud infantil examinaron detalladamente cinco sustancias de toxicidad probada: plomo –presente en algunas pinturas para paredes y en algunas gasolinas; arsénico –se usa para tratar maderas-; tolueno –está en los diluyentes de pintura, en el kerosén y la gasolina; metilmercurio –se ha detectado en los pescados que usamos para comer- , y bifenilos policlorinados –plaguicidas que pueden quedar pegados a frutas y verduras-.
En todos los casos, descubrieron procesos parecidos: primero, constataron que se habían detectado altas dosis de contaminación en adultos, mientras que había archivos de episodios aislados en niños.
A esto se sumó un volumen significativo de pruebas epidemiológicas que indicaron que un grado de exposición menor de los niños puede dar lugar a defectos de comportamiento neurológico.
Los científicos admiten que especificar los efectos de la polución química industrial es extremadamente difícil, ya que los síntomas pueden tardar años o incluso décadas en aparecer.
Por este motivo hablan en su estudio de una “pandemia silenciosa”, porque el daño causado por cada químico tóxico no se refleja de forma evidente en las estadísticas de salud disponibles.
Pero el alcance del riesgo para grandes masas de la población es evidente, por ejemplo, en el caso del plomo. Casi todos los niños nacidos en países industrializados entre 1960 y 1980 han estado expuestos al plomo de la gasolina.
Basándose en los efectos conocidos de ese metal, los expertos aseguran que puede haber habido en esas generaciones una reducción de más de la mitad de coeficientes de inteligencia superiores a 130, mientras que habrían aumentado los coeficientes intelectuales de menos de 70.
“Las pruebas combinadas sugieren que los trastornos causados por productos químicos industriales han dado lugar a una pandemia silenciosa en la sociedad moderna”, concluyen los científicos.
Los expertos recomiendan que los protocolos empleados para calibrar la toxicidad de los productos químicos “se amplíe para incluir un examen de sus efectos en las funciones de comportamiento neurológico”.
“Esta investigación demuestra que existe un amplio espectro de productos tóxicos”, asegura Landrigan. El pediatra forma parte de un grupo de 20 médicos en todo EU que están haciendo pruebas de sangre en niños para demostrar la cantidad de toxinas que tienen.
Autor del libro “Raising Healthy Children in a Toxic World” (Criando niños en un mundo tóxico), Landrigan da algunas recomendaciones para evitar muchos de los productos que están poniendo en peligro la vida de los más chicos.
Evita la madera que ha sido tratada con químicos. Muchas veces los elementos de madera, como las mesas de picnic, los escritorios y las puertas, están tratadas con arsénico. Si un chico juega con ellas, está expuesto a todo el arsénico que puede soportar a lo largo de su vida. Te conviene llamar a un inspector que te diga si tus maderas tienen este químico. Si es así, una solución es cubrirlas con una pintura ecológica.
No uses pesticidas y herbicidas. Por más que los insectos te vuelan loco, no te conviene utilizar estos productos. Los expertos dicen que en su mayoría no han sido probados para saber qué efectos a largo plazo producen en chicos.
Prefiere la silicona al caucho. El caucho de los chupetes y biberones puede interferir con el desarrollo hormonal. Usa materiales hechos con silicona.
Lava bien frutas y verduras. Si puedes, dáselas sin cáscara. Nunca sabes qué herbicida usó quien cultivó esos vegetales.
Inspecciona tu carpintería y tu jardín. El arsénico produce daños irreversibles. Aunque está en el suelo y tú no puedes evitarlo, lo que sí puedes hacer es quitarlo de tu casa. Recuerda que se utiliza para compactar la madera. Quita esos muebles de madera. Puedes pedir que te limpien el arsénico del suelo de tu jardín: muchas empresas de jardinería prestan este servicio.
No dejes que huelan solventes. Si están pintando tu casa, múdate a otra parte hasta que el pintor termine, porque tendrá que usar solventes. Nunca los utilices para hacer tareas tu mismo.
Cuidado con el pescado. Sobre todo con el atún enlatado. Los peces están contaminados por el mercurio que dejan los barcos pesqueros en el mar. Usa atún solo una vez a la semana.
Cuidado con la limpieza. Los limpiadores de vidrios y de pisos tienen químicos dañinos. Usa el jabón en pan blanco de toda la vida.
Mira las etiquetas. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, es fundamental que evites los productos que dicen danger, wanring o caution (peligro, cuidado, precaución)
Sé natural. Evita los spray para el pelo, los desodorantes de ambiente, las cremas con muchos químicos. Ni se te ocurra dejar que tus chicos jueguen con algunos de los productos de belleza que están en el mercado.