EL UNIVERSAL
Caminar a lo largo de una cuadra sin tener que esquivar diferentes obstáculos es casi un imposible. Una persona que no presenta discapacidad física debe evadir contenedores de basura que están atravesados en la acera, puestos de comercio informal, mototaxistas que trepan esta vía, o pasar por desniveles y aceras rotas. Realizar esta tarea es aún más complicado para una persona con discapacidad física. Pero no es imposible.
Cuando Herbert Corona perdió la capacidad de caminar y quedó parapléjico después de caer de un árbol, se dio cuenta de la realidad que viven las personas con discapacidad. “No buscamos dar lástima. Cuando la gente ve a una persona con cualquier tipo de discapacidad física siempre tiene la concepción de que eso acarrea problemas. Hay una barrera de actitud y es lo que queremos cambiar” afirmó. Corona trabaja ahora como defensor especial para las personas con discapacidad en la Defensoría del Pueblo. Desde esta posición, puede interpretar las necesidades de las personas que se encuentran en desventaja frente a la sociedad, por alguna discapacidad física.
Él forma parte del 10% de la población de Caracas que presenta deficiencia en sus funciones corporales y que mañana, 3 de diciembre, celebrará el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
Todos los años, las personas con discapacidad nombran su día con una consigna. Este año, le hacen un llamado a los ciudadanos a derrumbar las barreras físicas y comunicacionales; por lo tanto, su consigna es: “La accesibilidad es un derecho de todos y todas. Por una Venezuela libre de barreras”.
Para Jenny Suárez, quien nació con deficiencia auditiva, comunicarse diariamente es un reto. El hecho de que la mayoría de los ciudadanos no domine la lengua de señas, hace que el simple hecho de ir a una consulta con el doctor para hacerse un chequeo general, sea todo un desafío. “Es difícil que me entiendan. También sucede que entre las mismas familias, cuando hay un miembro de ese grupo con déficit auditivo, la comunicación es muy mala y a veces hasta lo aíslan. Tenemos que hacer que esas barreras no existan y para ello, debemos educar a la gente”. Ahora, Jenny Suárez es representante de la Asociación de Sordos de Caracas y ante el Sistema Metropolitano. Desde allí trabaja para romper las barreras que hay en la sociedad y enseñar a la gente a aprender acerca de la lengua de señas.
Manuel Vicente Pérez perdió la vista por problemas de córnea. Después de superar una fuerte depresión, se dio cuenta que podía seguir ejerciendo su profesión de relacionista público. Pero esta vez decidió hacerlo en la red intersectorial de organismos públicos y privados, el voluntariado social en pro de las personas con discapacidad y en la Sociedad de Amigos de los Ciegos. “En esta Sociedad de Amigos de los Ciegos le enseñamos a la gente a aprender a movilizarse en la calle y a lograr autonomía. Poco a poco las personas con discapacidad nos estamos uniendo. Sólo así la sociedad nos aceptará. En cuanto a la sensibilización de la gente, es necesario modificar las estructuras de la formación de la sociedad. En la calle la gente no nos ayuda, no porque no quieran, sino porque no saben cómo ayudarnos”.
Pérez propone que desde la educación básica y media del país se empiece a instruir al estudiante para que aprenda acerca de las técnicas que existen para ayudar a los ciegos o la lengua de señas. Pero mientras eso sucede, Vicente Pérez va por la calle enseñándoles a los peatones cómo debe ser un buen guía vidente.
“¿La gente sabrá que cuando se para sobre una rampa nos quita la posibilidad de subir a la acera?”, se pregunta Herbert Corona. “Debemos luchar porque las personas con discapacidad puedan comunicarse con todos y recibir la misma información que tiene el resto de los ciudadanos. ¿Cómo hace un ciego para pagar sus impuestos a través de la pagina web? Cuando se dice que ahora Venezuela es de todos, yo me pregunto si sabrán que nosotros también somos venezolanos”, afirma.